... y estoy francamente impresionada. Prometo hacer una reseña como se merece esta película, pero hoy ya es un poco tarde. No obstante, no podía irme a la cama sin dejar algo por aquí. Algo, porque la verdad es que me he quedado sin palabras, y no se ni que decir. Probablemente que hoy, ha acabado para mí algo más que una saga.
Le debo a esta película (y no es ni una mentira ni una exageración) cosas maravillosas, y ver que se acababa ha supuesto para mí algo dificil de describir. Era como si se acabara una era, una parte de diez años de mi vida en los que han ocurrido muchas cosas, cosas en las cuales alguna película de Harry Potter, algun libro, o algo relacionado con la saga, terminaba en poco más de dos horas expectaculares.
Puede que esa sea la palabra que mejor defina lo que yo he sentido hoy viendo Harry Potter y su épico final en el cine, algo extraordinario, algo sin palabras. David Yates ha hecho realidad el sueño de todos los que empezaron a ver la saga hace once años, siendo niños, o ya no tanto. Ha puesto el broche final sin caer en la decepción, y no solo no ha defraudado, sino que ha dejado boquiabierto a todo el mundo.
Se acabó Potter, se acabó una era. Ahora, en cambio, nace el mito. Potter ya es un icono en la historia cinematográfica, y mucho más que eso: es el icono de toda una generación. Y yo pertenezco a esa generación.
Me voy a la cama con buen sabor de boca. Se acabó, y eso da pena. Pero se acabó. Y el final fue un expectáculo en el que me mantuve en vilo toda la película, con los pelos de punta, y en constante emoción. He reído, llorado, me he emocionado... y he aplaudido, porque esta película, se lo merece.
Y si puedo, repito. Pero esta vez, en 3D.